28 DE SEPTIEMBRE 2015.
POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.
La coherencia que es concebida como relación lógica entre dos partes o elementos de algo, de modo que no se produce contradicción ni oposición entre ellas. También se puede definir como la cualidad de la persona coherente, es decir, que actúa cónsonamente con sus ideas o con lo que expresa.
Es la virtud que ha hecho falta a la inmensa mayoría de los políticos que han ostentado el poder o cuotas del mismo al través de puestos nombrados o electos directa o indirectamente, hablamos lógicamente de la parte pública de la nación. Esta valoración no escapa de ningún modo a los partidos políticos, los cuales son instrumentos propiedad exclusiva de la sociedad en su conjunto, por tanto en ellos, también tiene que primar como valor fundamental las cualidades de la coherencia.
La coherencia se mide, de manera directa y permanente bajo el observatorio público, el cual es inexorable e implacable, y que como se dice de la ley de Dios, tarda pero no olvida, es el parámetro fundamental para llegar al poder o para volver a él, es la generadora de confianza. La gente observa el discurso de quien busca su favor para llegar, e inmediatamente empieza un proceso, como si fuera un scanner (copiado fiel en computadora), para empezar su medición, que es “la distancia del dicho al hecho”.
El partido revolucionario moderno y su guía el licenciado Luis Abinader, sin rechazo o muy poco, han mantenido una gran coherencia en su discurso, planteamientos de soluciones y promesas de gestión de gobierno, lo cual les ha granjeado y le está granjeando simpatía en el elector dominicano, el cual solo esperaría su llegada al gobierno para encender el scanner, pero en la parte partidaria, que no se descuiden que el scanner del pueblo esta encendido, vigilante de nuestra coherencia al momento de seleccionar los más de cuatro mil cargos electivos con que se presentarán a las elecciones de año próximo.
En el partido que logró nacer grande por las críticas bien fundadas hechas al viejo PRD y su dueño y señor, el señor Vargas Maldonado, el partido revolucionario Moderno y su candidato presidencial tienen que lograr la aceptabilidad democrática de todos y cada uno de sus candidatos en la geografía nacional, lógicamente exceptuando las reservas nacionales establecidas ya y las alianzas, cuyas candidaturas deben llegar de caras a cada lugar con la transparencia y coherencia que lo posiciona en buen lugar del gusto popular
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