23 DE ENERO 2016.
POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.
Queremos por este medio, hacer una reflexión sobre la temática expresada en este titular, las visitas sorpresas, que no son de la autoría exclusiva del actual presidente dominicano, el licenciado Danilo Medina Sánchez, el cual, le ha impregnado un estilo frecuencial a las mismas y soluciones o aportes a distintos problemas de recursos puntuales, los cuales, si fueran apoyados con el seguimientos de los demás sectores del área productiva fueran muy buenos, pero al parecer, los esfuerzos en ese sentido pierden su razón lógica de ser, se ve y se siente, que “se desviste un santo, para vestir otro”, y esto último, por coincidencia pura, fueron expresiones del propio presidente, en la visita a Fuentecita, Neiba, con respecto a un particular problema local planteado, por cierto, de aguas.
“Pareciera, amigos(as), que con el paso de las visitas sorpresas, la vida institucional y de logísticas de las diversas instituciones que tienen que asistir las actividades establecidas con anterioridad a las instaladas por las visitas fueran condenadas a su inacción e inoperancia”, resultados, las agriculturas en más de 25 mil tareas de tierras de ese Valle de Neiba diezmadas al máximo, más las nuevas, como Lechosas, Chínolas y Mangos no se ven, ni se sienten, por falta principalmente de aguas y electricidad, también canales y caminos, un desastre, ni Juan, Ni Juana, como dice el dicho popular.
A los reclamos del productor, en voz principalmente de Julio Lama (Fuentecita), el presidente Danilo le prometió ocho pozos tubulares, nosotros nos encargamos de consultar con el ingeniero Jesús Medina sobre los lugares más convenientes para la perforación e instalación de los mismos, y nada, nos quedamos en Babia, (con el sueño), tampoco hemos encontrado un aventón, un buen Samaritano gubernamental con la construcción del Lateral Neiba, de gran influencia en estos predios.
Con la visita sorpresa de este viernes, leemos que nuestro presidente ofrece pozos tubulares para una zona que si bien los necesita y merece, le resulta más económico, breve y veloz la culminación del referido canal, desde el cual, con motobombas se pueden distribuir importantes caudales a diferentes frentes de producción que no alcancen los niveles de terrenos adecuados, abarcando indistintamente a lo que se instale nuevo y a lo ya establecido.
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