Monday, December 7, 2015

El lago Enriquillo por fin le regresó su yola…


El año 2007, fue una gran tragedia que vivió el agricultor y pescador el señor Apolinar Pérez Batista, alias Negro, cuando el lago Enriquillo hizo la gran crecida con las tormentas Olga y Noel, arrasaron con su ganado, producción de plátanos y guineos.

En conversación con el señor Pérez Batista, nos cuenta que en esa época producía más de 30 mil pesos mensuales, “y el diario que conseguía con el menudeo que me daba el conuco.

Luego de todo estos pasares, no le quedó más remedio que buscar otras alternativas de buscarse la vida, “así que me dije, si perdí mi conuco y todo lo que me permitía vivir, entonces de ahora en adelante me convertiré en un pescador”, nos relató, y a seguidas continua , “ un día en la mañana como todos los días me dirijo al lago a realizar mis labores de pescador”, y sorpresa para el señor Pérez Batista, ni la yola ni el Tramayo, “todo se lo llevaron”, dijo con nostalgia.

 El extraordinario pescador, agricultor y ganadero, aun perdiéndolo todo, no se rinde, y en el mismo año que le roban y con achaques de salud ya a sus largos años de vida emprende otra tarea de cómo seguir luchando para ganarse el sustento de vida, “bueno, invente con los limones, a sabiendas que el gran enemigo de esta producción son los ladrones haitianos en su mayoría”, comenta y aclara que se refiere lógicamente a la comunidad de Los Ríos, provincia Bahoruco.
Rigoberto Cuevas
Apolinar Pérez Batista, alias Negro, que en estos momentos cuenta con 80 años de edad, amigo de infancia de Rigoberto Cuevas y amigo de carreteo de José Antonio Matos Peña, expreso que por problema de salud no pudo acompañar los al recorrido por Boca de Cachón viejo, y por zonas cercanas.

Nos señala el señor Pérez Batista, que sus amigos le contaron la observación que hicieron en los terrenos y propiedades que el lago Enriquillo ha dejado en los 272 centímetros de reducción a nivel contados del 30-12-2011 al 26-11-2015. Me cuentan que ha salido a flote salido a flote una finca de un ciudadano, una casa en concreto de dos pequeños niveles, una casa Furgón montadas en concreto.

La “yola” allí yacía en un estado de abandono, pero reparable, y esperando que algún samaritano la devuelva a su dueño antes de que algunos braceros haitianos que están haciendo carbón le echen el guante y la metan en unos de los bien organizados montones de maderas que luego tapan con tierras y encienden fuego por un pequeño orificio que sirve para limitar el paso de oxigeno del aire con que se completa la reacción combustión.

“Pero déjame decirles que la mejor sorpresa fue cuando mis amigos me comentaron, especialmente Rigoberto Cuevas, quien varias veces uso mi yola para pescar, y la conocía perfectamente , me dieron la mejor noticia de que allí vieron mi yola”, dice con lágrimas en sus ojos, y sigue su historia, “yo sé que no tengo edad para trabajar, pero ya puedo morir tranquilo, porque el lago Enriquillo por fin me regresó mi yola a 15 kilometros de la comunidad de Los Rios", finaliza con emoción.


Colaboración e imagenes José Antonio Matos Peña




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