Wednesday, May 20, 2015

Doña Jila Everz Gómez: Responsable de La Silla de Pilo…

Versión: Isabel Herasme

A principio de los años 60, el señor Pilo-Martina-Méndez, quien desde aquella época era reconocido por su preferencia política a favor del Partido Revolucionario Dominicano, y por lo tanto visitaba con regularidad a la señora Jila Everz Gómez, quien también pertenecía a la organización entonces liderada por el profesor Juan Bosch.
Eran muchos los “compañeros” que frecuentaban la casa de Jila, convirtiéndose todas estos encuentros en una especie de tertulias donde se hablaba de la situación política del país, y cada uno de los visitadores  daban su opinión muy peculiar de cómo un gobierno podría resolver la problemática nacional.
Como de costumbre, eran reuniones que por amabilidad de la dueña del hogar, acostumbraba a colar su acostumbrado café para los integrantes de la tertulia. Mientras se discutía sobre el destino del país, así como los enemigos contrario residente de la comunidad Villera, la señora Jila se entretenía en la cocina colando café, pero esto no evitaba que la señora se mantuviera pendiente de lo que pasaba a su alrededor, expresando también sus opinión sobre el tema.

Cuando la señora Everz Gómez, se dirige hacia los “compañeros” a brindarle el café, de repente alcanzó a ver  al señor Pilo-Martina-Méndez,  sentado en el piso con una posición revelando todos sus órganos masculinos a todos los presentes.

De repente la señora Jila, al momento de pasarle su tacita de café le hace la observación correspondiente de la siguiente manera:
-Compañero Pilo, tápese que usted tiene todos los “trastes” afuera.
Expresión que causo la risa colectiva. Pilo como todo un ocurrente no podía dejar pasar la advertencia de su compueblana Jila y así le contestó:

-Ah, carajo, eso no es nada, y no te preocupes mi amiga, ese problema se corregirá cuando el gobierno del profesor Juan Bosch alcanzara la primera magistratura de la nación.

De nuevo se hizo brotar una avalancha de risa, cuando los presentes escucharon  la ocurrencia del “compañero”, de convertir una situación trivial en un problema de Estado.
Por lo tanto, ese incidente pronto se hizo famoso en el pueblo, y la gente comenzó a usar la frase “siéntese en la silla de Pilo”, una forma muy peculiar que tenía Pilo-Martina-Méndez de sentarse sobre los contenes y el piso.
Frase que era aplicada a las personas que visitaban una casa donde no había sillas disponibles, por la situación de precariedad de esa época donde eran contadas las sillas de los hogares.


Libro Estampas del Lejano Sur, de los escritores Rafael Herasme Acosta e Isabel Herasme.




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