POR JOSE ANTONIO MATOS PEÑA.
Estando nosotros en la comunidad de Los Ríos”, de esta provincia, anoche, realizando algunas partidas de Billar, con unos agricultores y ganaderos colegas, de repente exclama Negro, uno de ellos, a eso de las 9.00 PM, ¡OH!, y liberaron los camiones, me asomo a la calle y vi unos camiones cargados de maderas, que evidentemente eran palos de Guaconejo, a lo cual me sorprendo y pido se me explique, porque hasta el momento ignoraba que la depredación usada a nombre de “Bosque Seco”, llegaba por esos Lares.
Efectivamente, pasaron los amigos agricultores a contarme lo siguiente, ¡uh!, yo tengo unas tierras en “Palmarito del Mión”, en donde los Haitianos no me han dejado un palo parado, del pasado año a acá, dice, yo fui un día y los encontré cortando, en mi propiedad que si quería cortar postes encontraba 5oo en un pedacito de tierra, y cuando volví a los meses lo habían pelado (depredado ó desmontado), disque por un permiso por bosque seco, dice, que cortan los secos y los vivos los dejan en proceso de muerte, así cuando vuelven, son bosques secos.
El paraje montañoso “el palmarito del Mión” se encuentra a mas ó menos 8 kilómetros de los Ríos, camino a “Las Plenas”, donde hay bosques secos, lógicamente, al norte del lago Enriquillo y fronterizo con la provincia Independencia por “postrer Ríos”.
La madera del Guaconejo es recolectada y llevada al municipio de Cabral, donde es molido y exportado para la producción de perfumes, es importante observar, que este árbol, es de largo tiempo en su crecimiento y desarrollo, por tanto de difícil reproducción, tiene una madera muy dura, resistente por su amargo interior para los insectos que deterioran y destruyen maderas y por tanto es de gran duración en empalizadas y demás estructuras en madera, sobre todo en la cobija de casas y excelente horconadura.
Es una pena que una zona, depredada por el crecimiento inusitado y excesivo del lago Enriquillo, el cual arropó con aguas salinas, cerca de 200 kilómetros cuadrados, las cuales, al momento de abandonarlas, el lago, dejará esa zona desertificada en su totalidad, lo cual, sumado a las que se le permita a los depredadores hacer en la parte media y alta del entorno del lago, tendremos a lo largo y mediano del tiempo nuestro, un desierto sin Oasis.
Solo debería permitirse el desmonte en esta región, a la agricultura sostenible con reposición de árboles, frutales o maderables, la ganadería, estrictamente regulada y la Silvicultura, que debiera ser una realidad ya implementada aquí.
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