Wednesday, August 13, 2014

Justiniano Trinidad Méndez-Maximino- Los mejores consejos fueron de mi padre…

Versión Isabel Herasme

Entre los 4 y 5 años de edad, es cuando Justiniano Trinidad Méndez -Maximino- entendió a  apreciar su entorno: Sus padres, hermanos y una serie de factores que nuestro entrevistado entendió que existía como ser humano.

Tiene bastante recuerdo de su niñez, especialmente cuando su madre jugueteaba  con él, antes de irse para la escuela, “amor fundamental  para el desarrollo de un niño”,   continua conversando, “sabes comencé la escuela a los  6 años de edad; el 2do y 3ro, siendo mi profesor Humberto Recio, luego pase con la maestra Ernestina González Méndez, Nicolás Cuevas hijo, Vetulio Peña Mercedes –Vetilito-  ya en el liceo secundario los profesores fueron: Violanda Rivas Peña-Turca- y Adriana Matos Herasme”.

A pesar de haber llegado hasta el 3er teórico, comenzó sus estudios en una extensión de la Universidad Autónoma de Santo Domingo, en Barahona donde realizo un diplomado del sistema publico y derecho del ciudadano, curso que se impartió en el 1993.

Con tristeza recuerda que a los 11 años de edad, pierde a su padre, “recuerdo que unos meses antes me había convertido al Evangelio, en donde estuve hasta el año 1958”. Perdida que obligo a él y su hermano Alejandro de ser los responsable de ir a ordenar las vacas que tenía su padre en La Playa, tierras auxiliadas por los señores Feliciano Méndez-Capitán- y Tomás Rivas-Tomás Baba-.

Entrevistado para el libro Semblanzas y Revelaciones Históricas, comento que en el 1958, dejo el Evangelio, retornando al catolicismo, logrando ese mismo año ser empleado de la administración pública, “aquí me trabaje por treinta y nueve años”.

 Maximino Trinidad Méndez, desempeño el cargo de mensajero en el ayuntamiento del municipio de Villa Jaragua, vacante que se presento por un problema que León Medina Cuevas-Tío-sostuvo con un señor que le dicen Dimas Ulí, “que le dio una pedrada que por poco le saca un ojo. Por esa razón sacaron a Tío del cargo. Agregando nuestro entrevistado, “a los cuatro años como mensajero, fui sustituido del cargo cuando entro el gobierno de Juan Bosch,  decidí irme a la ciudad capital para entrar a las filas de la Policía Nacional”.

Cuando estalla la revolución, nos dice que vivía en casa de su tía Enibelca Méndez Pérez en la capital. Como obediente soldado se presento a su destacamento, ‘pero no sin antes escuchar el discurso del doctor  José Francisco Pena Gómez. Así que yo y muchos de mis compañeros buscábamos la forma de salir y salvarnos”.

Según sus palabras Maximiliano se fue a un lugar que desconocía, siendo aprendido por un señor que le hirió en la mano derecha, “recuerdo que me pregunto si yo era policía y le contesté que no, que me dirigí a San Cristóbal y Que estaba perdido”. Logrando  quitarle el revólver que traía en un bulto; pero gracias a un amigo del señor logro salir de esta situación.

Justiniano Trinidad Méndez, cuenta que luego salió corriendo, siendo protegido por Dios, porque me disparó con el mismo revolver que me había quitado, “al no tener suerte de matarme,  es cuando toma la escopeta  y fue cuando sentí el balazo, lo primero que vino a mi mente fue el rostro de mi madre y aclame a nuestro creador”, relata a la vez que sus ojos se humedecen.

Herido en su mano, llego a una casa donde le ofrecieron agua y le cambiaron la camisa que estaba llena de sangre, y le buscaron un poco de leche. Luego vio un carro ambulancia, le dijo al conductor que por favor lo llevara a una clínica, pero el chofer alegando que no era policía no podía transportarlo a la sala de emergencias, ‘me puse frente al vehículo, para que me llevara por delante., luego el chofer me miro y me dijo yo te conozco tu eres policía, te vi frente a la calle Moca frente a la iglesia “.

Logro Maximino que el chofer lo condujera a la clínica Chang Aquino, pero antes los pararon por la John F. Kennedy, pero el conductor le salvo la vida, diciendo que era un constitucionalista herido.


“A los 15 días me reporte  a la compañía, me dijeron que estaba declarado como desertor. Pero lo único que me dijo un apellino Molina Díaz,  que pasara a Personal Y ordena que investigaran mi situación. Salí de la   Policía Nacional con la suma de 43 pesos mensuales en el 1967”. Su cuñado Bernardo Reyes Mella-Ton- rechazo la pensión, porque era de 14 pesos.

Maximino Trinidad Méndez, dice que con la carta de su pensión se dirigió al juzgado de Paz de Villa Jaragua  porque se entero que había renunciado del cargo Melanio Cuevas Rivas,  para irse a “enganchar”. Dándole la posición de alguacil ordinario a Justiniano Trinidad Méndez. Donde se mantuvo por dos anos, siendo electo en el 1970 como sindico de Villa Jaragua.

En el 1967, entró como militante del Partido reformista, en el sector de El Otro Lado, siendo el principal dirigente. En 1970 paso al Directorio Municipal, y en el mes de septiembre lo nombran encargado del Distrito Municipal de Villa Jaragua. Con su cargo hizo que se lograran obras para el bienestar de su pueblo.
“En ese entonces logramos traer agua de Las Clavellinas para el sector de La Madre, siendo yo el presidente de la Asociación de Agricultores de la sección de La Madre, muchos campesinos obtuvieron sus parcelas. Hubo otro proyecto que perteneció a la Reforma Agraria y recibió el nombre de Proyecto AC-59, entre otros de interés para la comunidad”.

Ocupando la posición de sindico en el municipio de Villa Jaragua, hubo muchos candidatos interesados en aspirar al puesto, “yo en verdad quería salir del ayuntamiento, quería que me nombraran en el cargo de fiscalizador. Recuerdo que hable con el presidente de la republica en el 1974, y le explique mi intención  de aspirar a la fiscalización, que en ese entonces ocupaba el diputado electo Carmelo Feliz Matos. Pero eso no prospero, pero me ofrecieron darme una pensión de 200 pesos, y les dije que estoy muy joven para retirarme”.

El señor Trinidad Méndez, agradece al pueblo de Villa Jaragua, por la aceptación y apoyo que le dieron todos los partidos, cuando fue nombrado a sus 22 años de edad , de la sub-oficina de la Junta Central Electoral, en 1976-77.

Cuando fue cuestionado sobre los conflictos que surgieron durante su paso por la Junta Central del municipio de Villa Jaragua, nos dijo quelas organizaciones políticas, sin razón o con ella, han considerado que los encargados de la junta siempre van a favorecer a X entidad política.

Recordó el señor Justiniano Trinidad Méndez-Maximino- que en el año 1978 la junta vivió momentos muy difíciles, cuando se presento el cambio de gobierno del Partido Reformista al PRD, pero por la honestidad de nuestro entrevistado y el secretario de la junta Electoral de Neiba  salieron muy bien parados en sus gestiones.

Justiniano Trinidad Méndez, considerado por el pueblo un hombre honesto, buen amigo, buen padre y buen esposo, nos informa que al ver a sus hijos mayores dedicados a la actividad cristiana, opto por reconciliarse con el Señor, alejándose de las bebidas; buscando el camino del Evangelio en el que estuvo desde el año 1991.

“Hoy visito la Iglesia de Dios Inc, de Villa Jaragua. Tras seis meses de reconciliación, pase a ser primer Diácono, secretario general y pastor de la iglesia de Dios  de La Madre”. Relata con mucha pasión en sus palabras de poder servirle al señor.

Justiniano Trinidad Méndez-Maximino-  nació un 23 de Agosto de 1943. Sus padres Luis Trinidad Trinidad y su madre Romita Méndez Pérez.

 Se matrimonia  en el año 1967 con la señora Rufina Batista, hija de Manuel Segura-Quin María- y Francisca Batista-Panchita Agustín-

Nos gustaría que nos hablara de tu padre, que sabemos que fue una clave importante en tu vida?
“Mira  Herasme, mi padre tuvo hijos fuera del matrimonio, y sin embargo, nuestras madres se querían mucho y todos los  hermanos nos tenemos un gran aprecio. Fue un hombre que lamentablemente murió a los 37 años de edad  un hombre con muchas propiedades agrícolas y arroceras. Para ese época se produjo una tormenta ciclónica con fuertes aguaceros y aquel fenómeno atmosférico hizo que el lago Enriquillo nos inundara los terrenos, el rio Yaque del Sur se desbordó por toda la hoya del lago, dañando los arrozales, la agrícola en general y la ganadería”, relata trinidad Méndez con un nudo en la garganta.

Sus ojos se humedecen al recordar a su padre, quien los crio en una forma muy buena, y que hoy en día todo mundo lo menciona, después de tantos años de muerto.

Nos confeso trinidad Méndez, que a muchas personas le irritan ver  a alguien con el don de ayudar al prójimo y ese era mi padre. La oscuridad  del pueblo hacia creer en situaciones, que los envidiosos comenzaron a crear situaciones con el propósito de hacerle perder el juicio a una persona honrada y trabajadora.
Personas malas afectaron espiritualmente a  su padre, fueron situaciones dolorosas. Recuerda Maximino,  lo desesperado que se sentía. Repitiendo una  y otra vez: “yo no sirvo”, mencionaba también que le preparaban cosas para hacerlo volver loco, con la finalidad de quitarlo del medio.

También repetía que “Trujillo le quería quitar sus tierras”, esto produciéndole  efectos negativos. Delirio que se confirmo cuando en el año 1954 se inicio la construcción del canal  Cristóbal, por la cabecera de los cachones, “yo tenía once años de edad, no tenía la capacidad de percibir lo que actualmente sucedía. Mi padre por esa situación desquiciante lo indujo a provocarle una herida a un jovencito vecino de nuestra casa paterna, por lo cual cayó preso y muere en la cárcel en la era de Trujillo. Cosa rara”, dice buscando respuestas en sus palabras.

“A veces pienso, que si en verdad mi padre murió o lo mataron  intencionalmente o quizás se mato por la forma desesperante en que se encontraba. No creo que un hombre lleno de vida, joven, con un caballo, revolver, muchas mujeres y propiedades y creyente en Dios”.

Es una incógnita que tanto Maximino como sus hermanos  llevaran por siempre en sus memorias., de buscar una  respuesta  sobre la muerte de su padre. Así como nunca olvidaran los consejos que en vida les diera:  ”respetar   a las personas mayores, porque ustedes mis hijos no saben que favor me han hecho, y tampoco se metan con personas menores  porque están creciendo y no sabemos el día que tengamos que necesitarlos”.








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